El solitario es un juego de cartas muy popular que se juega en todo el mundo. Es un juego de paciencia, que se juega con una baraja de cartas y un objetivo muy claro: ordenar todas las cartas en los cuatro palos (corazones, diamantes, tréboles y picas) y en orden ascendente, desde el As hasta el Rey. El solitario se puede jugar de varias formas, dependiendo de la variante que elijas. La variante más común es la conocida como el solitario clásico, donde se distribuyen las cartas en siete columnas, comenzando con una carta boca arriba en la primera columna y aumentando el número de cartas boca abajo en cada columna subsiguiente. La última carta en cada columna está boca arriba. El objetivo del juego es mover las cartas a través de las columnas para revelar las cartas ocultas y poder usarlas en combinaciones que te permitan ordenar las cartas en los palos correspondientes. Hay reglas específicas sobre cómo se pueden mover las cartas: las cartas rojas solo se pueden colocar sobre cartas negras, y las cartas deben colocarse en orden descendente, por ejemplo, un 7 sobre un 8. El solitario es un juego que requiere paciencia y estrategia, ya que no siempre se puede ganar. A veces, las cartas pueden quedar bloqueadas y no hay movimientos disponibles, por lo que debes planificar cuidadosamente tus movimientos para evitar quedar atrapado sin opciones. Aunque el solitario es un juego para una sola persona, también puedes competir con tus amigos o familiares para ver quién puede resolver el juego con la menor cantidad de movimientos o el menor tiempo posible. Esto añade un elemento de competencia y diversión. El solitario es un juego atemporal que nunca pasa de moda. Es perfecto para matar el tiempo, relajarse y ejercitar la mente. Si aún no lo has probado, te animo a que lo hagas. ¡Quién sabe, tal vez te conviertas en un experto del solitario!